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93% de los emprendimientos rurales en Guatemala crecen a paso más lento que sus contrapartes urbanas

Los expertos en crecimiento económico han sostenido por años que las sociedades exitosas son aquellas en las que hay muchos emprendedores y numerosas empresas. También afirman sin miedo que no son necesarios los gigantes corporativos para sostener el crecimiento de un país. De hecho, las mejores semillas del mismo las constituyen las pequeñas empresas: el pulso de una sociedad saludable. 

Las pequeñas empresas en crecimiento se definen como empresas comercialmente viables de 5 a 250 empleados, que tienen un gran potencial así como una sana ambición de crecimiento. Normalmente, las PEC buscan un capital de crecimiento que va de los $20.000 a $2 millones. 

Dentro del sector de las PYMES, las pequeñas empresas en crecimiento son los motores de las economías de mercado. Según estimaciones de los expertos en el tema, las PEC contribuyen hasta en un 33% del PIB en los mercados de los países emergentes. Además, crean más del 50% de los puestos de trabajo en esos mercados, un número mayor, si el sector informal fuera también contabilizado.

ANDE, una red global de organizaciones que impulsan el espíritu empresarial en las economías en desarrollo, cuya misión es mejorar el fortalecimiento de los ecosistemas en los que se desarrollan empresas pequeñas en crecimiento, recopiló la información de 117 organizaciones de apoyo a emprendedores en la Guatemala rural. De estas organizaciones, el 79% tiene sus oficinas centrales en Guatemala, el 12% están ubicadas en Estados Unidos, y el 9% restante se encuentra en otros países. 

 

Los realidad de las pequeñas empresas en crecimiento en la Guatemala rural

La fundación, el fortalecimiento, y la consolidación de pequeñas empresas en crecimiento en el ámbito rural, es indiscutiblemente difícil. Más difícil que hacerlo dentro de los marcos urbanos. Guatemala es un país de ingreso medio superior en Centroamérica, pero en su sociedad, la brecha de ingreso y calidad de vida entre los distintos segmentos es aún bastante grande. 

El Índice de Desarrollo Humano de la Organización de las Naciones Unidas otorgaba a Guatemala hasta el año 2019 un índice de 0.663, justo por debajo del promedio para la región de Latinoamérica y el Caribe. No obstante, cuando se toman en cuenta los porcentajes de desigualdad o desnutrición, el índice cae significativamente, resaltando la magnitud de las disparidades existentes dentro de la sociedad guatemalteca. De acuerdo con el Banco Mundial, más del 70% de la población rural vive en condiciones de pobreza

De acuerdo con el Global Entrepreneurship Monitor Report, entre los países latinoamericanos, en Guatemala es particularmente común que se perciba el emprendimiento como una buena oportunidad para generar ingresos y revertir la situación de desigualdad, pero, como se ha dicho, emprender en un contexto tan hostil conlleva retos aún mayores en las áreas rurales. 

 

El IDH de Guatemala hasta 2019. / fundesa.org.gt

 

Los principales retos para los emprendedores rurales en Guatemala

Los emprendedores rurales del país se ajustan con facilidad a la descripción de las pequeñas empresas en crecimiento. A pesar de que la proporción de la población guatemalteca considerada rural ha ido en descenso, esta aún representa el 49% de la población del país.

De acuerdo con el Mapeo del ecosistema emprendedor de la Guatemala Rural que realiza ANDE, El 93% de las personas encuestadas coincidieron en que las empresas basadas en áreas rurales de Guatemala crecen a un paso más lento que sus contrapartes urbanas, y en la mayoría de los casos afirmaron que la causa principal es la falta de acceso a financiamiento y capital de crecimiento. 

 

Los principales retos del ecosistema.

 

Sumado a los obstáculos que supone la falta de financiamiento, se han identificado algunos retos globales que inciden en el bajo crecimiento de estas empresas: 

  • El avance de la tecnología: el futuro del trabajo y la automatización ejercerán presiones salariales a la baja en miles de trabajos poco calificados, y eso impactará especialmente a las PEC, forzándolas a invertir en programas de mejora de competencias para seguir siendo competitivos y receptivos al mercado.
  • La política económica: la creciente desigualdad de la riqueza, y la polarización política en todo el mundo, avivan las tensiones sociales contra los gobiernos. Las instituciones públicas están atrapadas en el delicado equilibrio entre el crecimiento económico y la gobernabilidad, priorizando siempre las áreas urbanas sobre las rurales. 
  • El cambio climático: el cambio climático amenaza con afectar a distintas comunidades en el mundo. Irónicamente, hace mayores estragos en las áreas rurales y entre las poblaciones más vulnerables económicamente, propensas a las sequías, el aumento del nivel del mar, o cualquier fenómeno climático extremo. 

Teniendo en cuenta los desafíos que enfrenta el sector de las PEC, es indudable que el principal aspecto a mejorar es el acceso al capital. Organizaciones como ANDE facilitan esa labor, pero también debería existir un acompañamiento de parte de los gobiernos y autoridades locales para ampliar las vías por las que esta clase de empresas puedan obtener financiamiento y mantener operaciones con capital de crecimiento. 

Para ello será necesario, desarrollar instrumentos financieros alternativos alineados para satisfacer las necesidades de las PEC, así como movilizar fuentes locales de capital que incrementen la oferta y la accesibilidad al capital mixto.

 

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