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La Ciudad Bitcoin: un arma de dos filos para El Salvador

En un lanzamiento digno de los mejores realizados por Apple o Tesla, el presidente Nayib Bukele anunció que El Salvador, el único país que reconoce Bitcoin como moneda de curso legal, planea construir una ciudad entera basada en la criptodivisa que tiene el mayor valor en el mercado de esta clase de monedas.

La «Ciudad Bitcoin», que estará ubicada a lo largo del Golfo de Fonseca cerca de un volcán, y que contará con zonas residenciales, centros comerciales, restaurantes y hasta un puerto, se financiaría con la emisión de un Bono Bitcoin por valor de mil millones de dólares. 

Ante una creciente presión internacional, derivada de algunas decisiones consideradas antidemocráticas, como la remoción de jueces o la presión sobre la prensa independiente, la administración de Bukele cuenta con el Bitcoin para estimular el crecimiento económico y la inversión en el país, asumiendo que el precio de la moneda se mantendrá en una trayectoria ascendente, algo que bajo ningún concepto está garantizado, y que de tomar una deriva descendente podría afectar a muchos ciudadanos salvadoreños.

 

El impacto de la Ciudad y el Bono Bitcoin en la economía salvadoreña

La creación de un Bono Bitcoin abierto al público, y por un valor de mil millones de dólares, implica que la mitad se utilizaría para construir infraestructura energética y minera, y la otra mitad serviría para la compra de más Bitcoins. Con la creación del bono Bukele hace una jugada muy creativa, ya que abre la inversión a cualquier persona, en un momento en el que la criptodivisa sube como la espuma y gana en popularidad. 

La emisión de estos bonos será gestionada por Blockstream, quien también anunció que aceptarán inversiones tan pequeñas como $100 para democratizar el acceso al mismo. En el lado positivo, el Bono Bitcoin representa el comienzo de una reforma de los mercados de capitales en El Salvador, catapultando al país a la vanguardia financiera. 

Gracias a ello, el capital de inversión podrá fluir desde todas partes del mundo sin fricciones, y los dividendos se pueden distribuir a los inversores al instante, con criptografía incorporada para mantener la confidencialidad. 

Otra ventaja de los bonos es que se pueden negociar las 24 horas del día, los 7 días de la semana, incluso con otros activos como monedas tradicionales, utilizando protocolos que ayudan a eliminar la necesidad de confianza. Todo esto implica crear una especie de micro-bolsa (tal como Wall Street) para el flujo de dinero alrededor de los bonos. 

En el lado negativo de la balanza, y tomando en cuenta que un 82,8% de la población de El Salvador tenía poca o ninguna confianza en la criptomoneda, esta marcha adelante y la excesiva dependencia de la economía salvadoreña en torno a este activo podría disuadir a entidades como el Fondo Monetario Internacional (FMI), de sumar al país a sus programas de apoyo.

 

Porcentaje de confianza de la población en el Bitcoin en El Salvador en 2021. / Statista

 

Además, aumentaría las debilidades financieras del país en caso de caída de su precio, algo extremadamente factible dada la volatilidad de este activo, y finalmente, también podría perjudicar a los bancos al generar desfases entre las divisas cuando se buscan préstamos internacionales.

Por si eso fuera poco, desde julio la agencia de calificación Moody’s, clave para el análisis que realizan los inversores antes de decidirse por un destino, rebajó las calificaciones de El Salvador a largo plazo, manteniendo una visión negativa del crecimiento económico del país, en parte debido a la excesiva vinculación de la criptomoneda a los destinos de la economía. 

En suma, el éxito de este experimento, ciudad y bono incluidos, está por verse y nada está asegurado. 

 

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