Inicio Destacados ¿Cuál es la realidad sobre los problemas de agua en Guatemala y...

¿Cuál es la realidad sobre los problemas de agua en Guatemala y la región?

En Guatemala, un abordaje objetivo e integral de la situación del agua en cualquiera de sus departamentos sigue siendo un reto complicado, ya que la información que gira alrededor de las fuentes y el uso del agua es limitada, cosa que permite a ciertos actores y grupos interesados entablar campañas de desinformación que se basan en prácticamente nada.

El caso particular del municipio de Sacatepéquez como ejemplo

En el caso específico del municipio de Sacatepéquez, San Bartolomé Milpas Altas, el problema del agua se enmarca en una situación muy común y ya muy conocida por los expertos en el tema hídrico. El impacto ocasionado por el crecimiento de la urbanización en otras zonas céntricas hace que el agua se concentre en las ciudades principales de los departamentos. No es algo diferente a lo que sucede en la ciudad de Guatemala.

El suministro de agua para el área menos urbanizada, en la que se encuentran municipios como San Bartolomé, pero también Magdalena Milpas Altas, o Santa Lucía Milpas Altas, se ve afectado por esa concentración.

De ella deriva el uso excesivo de los acuíferos por parte de estas zonas, con el consiguiente aumento de costos de bombeo y acceso a nuevas fuentes de agua para las poblaciones con menos desarrollo, siendo esa situación la que crea mayores conflictos.

Este equilibrio de poder en torno al acceso a los recursos no es nuevo, y se repite a lo largo del tiempo. De hecho, ya ha sido documentado en el pasado: “una tesis del historiador Juan Carlos Ramirez describe cómo funcionaba en la época colonial el abastecimiento de agua. Para los edificios gubernamentales y religiosos y las casas de los grandes comerciantes, había ramales y grandes fuentes internas. Además, el cabildo les llevaba agua gratis hasta la puerta de sus casas. El resto de la ciudad debía conformarse con pilas y búcaros de uso comunitario” (Woltke, Gabriel, SF).

Campañas de desinformación

Tampoco es nuevo que muchos actores busquen sacar provecho de una situación histórica, y que en esa búsqueda achaquen a las empresas que trabajan por el desarrollo de la zona los problemas que estas regiones han arrastrado por años. 

Distintos colectivos y organizaciones que hacen uso de las redes sociales han denunciado la acción de empresas como Trecsa, y la han relacionado con la escasez de agua, bajo la bandera de que la empresa “seca los nacimientos de agua”. 

Incluso han llegado a afirmar la existencia de denuncias formales ante entes como la Fiscalía Especial contra la Impunidad, y el hecho es que no hay tales denuncias, ya que la “parte denunciante” no cuenta con las pruebas para respaldar lo que afirma.  

Algunas fanpages se han sumado a las campañas de desinformación utilizando adjetivos como deforestación y destrucción para generar miedo y enojo en sus audiencias y de esta manera extorsionar a las empresas.

Acusar de esta manera a empresas de ser la causa directa del problema cuando la realidad es que han comenzado su labor mucho después que varios de los hoteles y condominios que sí acaparan el agua en la región, sencillamente no se sostiene. Más cuando estas empresas están trabajando activamente en iniciativas de recarga hídrica. 

El fenómeno de la concentración del agua en las áreas más urbanizadas se mantiene más vigente que nunca “Leonardo Culajay, alcalde auxiliar de Vuelta Grande, explica que siempre han tenido problemas de desabastecimiento, pero que la situación se agravó en los últimos años (…) En los últimos años el auge del turismo ecológico hizo surgir hoteles que aprovechan la vista desde estas aldeas” (Woltke, Gabriel, SF).

Existen antecedentes en otros casos de que el propósito de las campañas de desinformación es desprestigiar a las empresas, generarles rechazo popular y luego extorsionarlas para que puedan continuar con sus labores. A base de falsas acusaciones en redes sociales, se genera un mecanismo donde grupos agitadores violentan los derechos de propiedad privada, utilizan a las comunidades de los pueblos a través del engaño y estigmatizan todo lo que tenga que ver con la mejora de la ciudadanía.

Una causa probable y en ella una potencial solución

El alcalde auxiliar de la aldea el Hato, Leonardo Ixjotop, considera que “es más grave la falta de drenajes. A lo largo de las calles el agua con detergente que sale de las viviendas se mezcla con la lluvia que baja de los cerros y que podría ser captada y aprovechada si existiera infraestructura. Según el alcalde auxiliar, también tiene problemas con vecinos que a falta de fosas sépticas también arrojan sus aguas negras” (Woltke, Gabriel, SF).

De esto puede deducirse que otro de los grandes problemas que afectan el acceso al agua en la región es causado por la falta de infraestructura, no solo en la falta de drenajes o su mal estado actual, sino en la implementación de plantas de tratamiento de aguas residuales.

Este tipo de plantas están diseñadas para acelerar el proceso natural de purificación del agua. A nivel mundial, solo cerca del 50% de todas las aguas residuales son tratadas por este tipo de plantas. Los países en vías de desarrollo aún están lejos de tener el número suficiente de plantas de tratamiento.

En los países que tienen instalaciones de tratamiento de agua, se utilizan varios métodos para tratar el agua con el objetivo de purificar el agua tanto como sea posible, y enviarla de regreso para que las personas puedan volver a utilizarla con seguridad. 

Según los datos que recoge la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca y del Lago de Amatitlán, en la siguiente tabla puede observarse la escasa cantidad de plantas de este tipo que hay en varios municipios, incluido San Bartolomé Milpas Altas, que cuenta con una sola planta.

Esta escasa transformación y reutilización del agua incide de manera importante en su escasez, factor que se suma a la centralización antes mencionada. 

En la siguiente tabla también puede observarse cuál es el estado en el que se encuentran las plantas de tratamiento de aguas residuales. La única planta de San Bartolomé Milpas Altas está inactiva debido a que su estructura se encuentra en mal estado.

 

Descentralizar el acceso al agua en esta región se postula como una de las soluciones obvias para corregir los conflictos por el agua. Pero esa responsabilidad recae sobre todo, en las autoridades locales, o las del gobierno central. 

Pero una solución más urgente, y además de un impacto incalculablemente positivo para la población, es la implementación de plantas de tratamiento. Las aguas residuales contienen elementos tóxicos para los seres humanos y para el ecosistema, y no tratarlas puede significar poner en serios riesgos de salud a la población. 

La Organización Mundial de la Salud insiste en que varias enfermedades relacionadas con el agua, como el cólera y la esquistosomiasis, siguen estando muy extendidas en muchos países en desarrollo, donde solo una fracción muy pequeña de las aguas residuales domésticas y urbanas se trata antes de su liberación al medio ambiente.

El importante mensaje que subyace a este problema en particular y en lo concerniente a San Bartolomé Milpas Altas es que ciertas informaciones tienen como objetivo desencadenar respuestas emocionales en las personas con una finalidad. Culpar a quienes son más visibles por su trabajo siempre es más fácil que atajar las verdaderas causas de un problema. 

En una era en la que las noticias se difunden con tanta rapidez, a menudo es difícil distinguir entre lo que es real y lo que es falso. En primer lugar, cuando veas un titular escandaloso, lee a fondo la historia en más fuentes y comprueba los datos. 

Te sorprendería saber cuántos de los titulares y mensajes que vemos en la web se contradicen con la historia real.

Salir de la versión móvil