Desde finales de la década de los 90, Panamá ha estado sin falta entre las economías de más rápido crecimiento en América Latina, beneficiándose no solo del desarrollo y ampliación de la capacidad del Canal de Panamá, sino también de haberse convertido en un centro bancario y financiero regional e internacional.
Por ello no es casualidad que el país sea el de mayor crecimiento en la región en 2021, según los datos que aporta la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Panamá liderará el crecimiento económico en América Latina con un 9.9% a finales de año, un estimado que supera con creces las previsiones para los países vecinos.
¿Cuál es el secreto de Panamá? El secreto está en múltiples factores. El primer elemento que hace de Panamá un proveedor regional clave en lo que a servicios financieros y comerciales se refiere, es que cuenta con una ubicación estratégica en Centroamérica. Además, su modelo de negocio, basado en la oferta de actividades bancarias, logísticas, y comerciales, es el factor esencial que ha transformado su economía en una de las más dinámicas de Latinoamérica.
Luego de algunas evaluaciones desfavorables por parte de los emisores de estándares internacionales, las autoridades panameñas han actualizado recientemente su marco regulatorio, implementando iniciativas para mejorar la transparencia fiscal.
La conexión geográfica estratégica del centro financiero de Panamá
Su centro financiero no es solo uno de los más antiguos del hemisferio occidental, sino que también atiende a numerosos clientes de otras latitudes, capitalizando siempre su ubicación geográfica, ya que conecta con facilidad a América del Norte y América del Sur. El centro financiero panameño también está vinculado a actividades comerciales y logísticas de la economía nacional, principalmente a través del Canal y las zonas francas.
La jurisdicción offshore de Panamá ofrece una amplia gama de excelentes servicios financieros, como la incorporación de empresas offshore, el registro de bancos, o la formación de fideicomisos y fundaciones. No se imponen impuestos u otros gravámenes a las empresas extraterritoriales que solo realicen negocios fuera de la jurisdicción.
Las sociedades offshore constituidas en Panamá también están exentas de impuestos corporativos, impuestos de retención, impuestos sobre la renta, impuestos a las ganancias de capital, impuestos locales, e impuestos sobre sucesiones, todo lo cual se traduce en un flujo de inversiones enorme que deja buenas cantidades de capital en las arcas panameñas.
Pero, a pesar de esas bondades no todo ha sido miel sobre hojuelas para los reguladores panameños.
Los “Panamá y Pandora Papers”
Los Papeles de Panamá es el nombre dado a los 11,5 millones de documentos confidenciales filtrados que eran propiedad del bufete de abogados Mossack Fonseca en ese país. Los documentos fueron divulgados el 3 de abril de 2016 por el periódico alemán Süddeutsche Zeitung.
En ellos se expuso una red de más de 214.000 paraísos fiscales que involucraron a personas y entidades de 200 naciones diferentes, dañando irremediablemente la imagen del país a raíz de esos negocios. Si bien las inversiones no dejaron de fluir a suelo panameño, la credibilidad del sistema financiero y legal fue puesta en duda.
A esa filtración le siguieron los Pandora Papers, que gracias al papel del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), el mundo pudo conocer más de 12 millones de documentos que revelaron tratos ocultos y poco éticos de la élite mundial, incluidos destacados líderes, políticos, ejecutivos corporativos, celebridades, y multimillonarios.
Es la mayor filtración de datos de este tipo hasta la fecha, más grande incluso que la filtración anterior. El gobierno de Panamá ha asegurado que de ahora en adelante habrá una mayor supervisión de los proveedores offshore mencionados en la filtración, y que Panamá no confundirá la protección del secreto financiero con el encubrimiento de delitos. Además, la autoridad tributaria del país dijo que auditará a todos los contribuyentes que fueron mencionados en la investigación.
El éxito de Panamá en el ámbito financiero es por estas razones ambiguo, si bien muchos de sus vecinos quisieran gozar del mismo, su imagen para los reguladores globales ha salido maltrecha en los últimos años. Pero la realidad es que los impuestos y la realización de acuerdos de evasión legal son un negocio global, y los paraísos fiscales (Panamá no es el único, ahí están Irlanda o las Islas Caimán) seguirán compitiendo para proporcionar los servicios y el secreto que los clientes buscan.
En este contexto agridulce puede concluirse que la consolidación de una industria de negocios financieros secretos y lucrativos no es culpa solo de Panamá. El país vio una oportunidad de negocio y la tomó, es más bien una cuestión de lo que el mercado y sus actores buscan, ya que si existe demanda de un servicio sea cual sea, alguien estará dispuesto a satisfacerla.
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