La Fundación Zamora Terán, inspirada por la niñez y apasionada por el futuro, se dedica a formar a los niños de Centroamérica con los más altos estándares de calidad educativa. A través del desarrollo continuo de procesos de formación y acompañamiento docente especializado, la fundación proporciona herramientas tecnológicas e infraestructura sostenible a cada estudiante y maestro, con el objetivo de facilitar el aprendizaje y construir un futuro prometedor para la región.
Con una visión clara de implementar programas educativos de excelencia que integren la tecnología en los procesos educativos, la Fundación Zamora Terán cuenta con el respaldo de diversos sectores de la sociedad. Estas alianzas poderosas se consideran el motor del cambio social, ya que una educación de calidad es un proceso integral que requiere el esfuerzo conjunto de múltiples actores.
La fundación opera en toda Centroamérica, desde Guatemala hasta Panamá y la República Dominicana, respondiendo a las necesidades de la niñez en cada país. En Nicaragua, donde comenzó su historia, ha trabajado durante más de diez años con el apoyo de empresas, agencias de cooperación y personas comprometidas. Esta experiencia inicial ha inspirado a la fundación a expandir su modelo de implementación a otros países.
En Nicaragua, complementando con la estrategia del Ministerio de Educación, más de 170 escuelas se han sido beneficiadas con el Programa Educativo “Una Computadora por Niño”
En Costa Rica, la fundación colabora con Fundación SIFAIS para llevar tecnología educativa y un nuevo modelo de aprendizaje a cientos de docentes y niños, tanto dentro como fuera del aula. En Guatemala, una alianza con Fondo Unido y Fundación ALMO ha permitido beneficiar a más de 300 niños, demostrando que la tecnología puede mejorar el acceso a una educación de calidad.
En Honduras, la Fundación Zamora Terán ha logrado materializar numerosos sueños gracias al espíritu solidario de los Organismos Internacionales, empresas y personas locales(número). En Panamá, la colaboración con la Asociación Pro Niñez Panameña ha impactado positivamente la educación de casi 500 niños en doce escuelas, mientras que en República Dominicana, desde su oficina en Santo Domingo, gestiona proyectos que transforman la educación de cientos de niñas y niños.
Proyectos transformadores
El apoyo de países y empresas amigas ha sido crucial para el éxito de la Fundación Zamora Terán. Gracias a donantes, gobiernos y agencias de cooperación, miles de niños han accedido a una educación de calidad y tecnología. La Fundación se compromete a usar los recursos de manera eficiente y responsable, siempre en busca de nuevas oportunidades para seguir uniendo fuerzas y trabajando por la niñez centroamericana.
Pulso Capital tuvo la oportunidad de dialogar con el MSc. Félix Garrido, director ejecutivo Regional de la Fundación. Durante la conversación, nos detalló la misión y los valores de la organización, así como los programas que implementan para apoyar a las comunidades más vulnerables de Centroamérica y República Dominicana. Además, nos habló sobre sus proyectos futuros y realizó un llamado a más empresas para que se involucren en el desarrollo infantil a través de la educación.
Conversación sobre Fundación Zamora Terán
- ¿Qué los inspiró a enfocarse en la educación y el desarrollo infantil como misión principal de la Fundación?
Nuestra inspiración radica en atender prioridades esenciales. En la Fundación Zamora Terán, consideramos que la educación es la base fundamental del desarrollo. Creemos firmemente que el desarrollo integral de nuestras sociedades depende de una educación de calidad, lo que constituye nuestro principal objetivo. El segundo objetivo es el desarrollo infantil. Si queremos pensar en un trabajo a mediano o largo plazo, es necesario atender a la niñez desde ahora, ya que, al invertir en la niñez, estamos invirtiendo en el desarrollo futuro. Por tanto, nuestras prioridades son la educación, como fundamento para un desarrollo integral de la sociedad, y el bienestar infantil.
- ¿Cuáles son los valores fundamentales que guían las acciones y decisiones de la Fundación?
Son tres los valores fundamentales:
- El servicio como motor: Nos referimos a la capacidad de pensar en los demás y actuar en función de sus necesidades fundamentales. Creemos que brindar educación es un servicio social de gran trascendencia, y atender a la niñez es uno de los mejores servicios que se puede ofrecer a la sociedad.
- La persona como centro: Consideramos fundamental atender a la persona en su totalidad, abarcando su inteligencia, voluntad y necesidades de desarrollo físico.
- Priorizar a los más vulnerables: Nos enfocamos en sectores rurales, indígenas y en pueblos multiculturales y multiétnicos, donde la igualdad de oportunidades a menudo no llega. Por ello, nos dedicamos a aquellas zonas con menos oportunidades.
- ¿Podrían compartir algunos ejemplos específicos de programas educativos de excelencia que han implementado?
Tenemos un caso destacado en Nicaragua, específicamente en la isla Ometepe, un paraíso turístico que en conjunto con el Ministerio de Educación de Nicaragua hemos convertido en la primera isla digital de toda Latinoamérica. Gracias al programa «Una Computadora por Niño», más de 5 mil niños en 34 escuelas han recibido herramientas educativas y hemos desarrollado una propuesta integral de formación docente para innovar en su educación. Los resultados obtenidos son un referente para toda la región.
Paralelamente, en la isla de Roatán, otro destino turístico, identificamos, con la ayuda de UNICEF, diversas necesidades de la población, especialmente de la niñez, incluyendo desafíos como que el 30 % de las niñas y niños en edad escolar, estaban fuera del sistema escolar.. Decidimos intervenir con el programa «Una Computadora por Niño»; en las 18 escuelas públicas de la isla, desarrollando una propuesta educativa de alta calidad.
Otro programa destacado son los centros de innovación comunitarios que estamos desarrollando en Costa Rica. Allí, ofrecemos una ruta formativa que incluye robótica, programación, habilidades blandas, emprendimiento y reforzamiento académico para niños, padres, maestros y jóvenes. Esta modalidad está teniendo un gran impacto en áreas que requieren jóvenes capacitados para desarrollar alternativas de empleo, especialmente en el ámbito digital.
En Guatemala, instalamos una escuela en Tecpán, Chimaltenango, en colaboración con Fundación Albo, nuestra aliada de muchos años. Estos proyectos emblemáticos los queremos expandir a más partes de Guatemala para seguir promoviendo el desarrollo educativo.
- ¿Qué criterios utilizan para seleccionar las escuelas o comunidades en las que trabajan?
Lo primero que debemos considerar al pensar en una comunidad o escuela que podamos beneficiar es la unión de voluntades. Cuando hablo de voluntades, me refiero a la colaboración de organizaciones fundadoras, el sector empresarial o el sector internacional. Formamos una alianza enfocada en una zona que tenga necesidades, para llevar el programa «Una Computadora por Niño» o la iniciativa de los centros de innovación comunitaria.
Una vez asegurada la inversión financiera inicial, realizamos un mapeo para identificar si en la comunidad existe una necesidad que justifique nuestra intervención. Por último, es fundamental que los protagonistas de la comunidad tengan la disposición para recibir el programa, aprovecharlo y hacerlo suyo, para poder llevarlo a otro nivel.
- ¿Qué desafíos han enfrentado en la implementación de tecnología en escuelas con recursos limitados?
Enfrentamos desafíos en todo el proceso, pero el primero de ellos es encontrar socios para desarrollar el programa y llevar tecnología. A lo largo de los años, hemos visto cómo el sector empresarial se da cuenta cada vez más de la necesidad de invertir en educación y cerrar brechas digitales. Estos desafíos iniciales, necesarios para asegurar la viabilidad financiera, los hemos superado paulatinamente, y con bastante éxito.
Una vez que el programa se empieza a implementar, uno de los mayores desafíos es el cambio de paradigma o mentalidad en las escuelas. Es crucial que los docentes estén dispuestos a subirse al barco de la innovación, y aquí la limitante suele ser la visión. Por ello, se convierte en un desafío fundamental.
Además de la sostenibilidad financiera, buscamos la sostenibilidad pedagógica. Para ello, desarrollamos una estructura de capacidades locales en las escuelas y en la comunidad, incluyendo a los padres de familia. También buscamos la sostenibilidad técnica y tecnológica, desarrollando estrategias de mantenimiento preventivo de la infraestructura tecnológica desde el mismo centro escolar. Este enfoque crea escuelas autosostenibles.
El desafío final es asegurar la continuidad y el tiempo, para que los beneficios que reciben los centros educativos y las comunidades no generen dependencia. Por eso, ponemos mucho énfasis en el desarrollo de capacidades locales. Nuestro objetivo es fortalecer a las personas y los beneficiarios para que asuman la innovación y la tecnología como recursos de transformación educativa, asegurando que esto perdure en el tiempo y dejando capacidad instalada.
- ¿Podrían describir los procesos de formación y acompañamiento docente que llevan a cabo?
Los docentes son fundamentales si queremos integrar procesos tecnológicos que se mantengan en el tiempo y que impacten en el aprendizaje. La formación de aquellos docentes que ya están en ejercicio es de importancia prioritaria. ¿Qué hacemos al respecto? Contamos con una ruta de formación docente permanente que inicia antes de la intervención.
El primer eslabón consiste en establecer las bases para desarrollar un proceso de integración de tecnología en el aula, enfocándonos en dos áreas curriculares esenciales: Lectoescritura y matemáticas. Con el tiempo, la tecnología se va incorporando en todo el currículo, pero comenzamos con estas áreas clave.
A medida que avanza el proceso formativo, hemos desarrollado 14 cursos distribuidos a lo largo de tres años. Gradualmente, implementamos un proceso de acompañamiento en el aula para que los docentes puedan desarrollar estrategias de transformación pedagógica e integración tecnológica. Este acompañamiento se realiza en colaboración con los ministerios de educación, trabajando codo a codo con técnicos y autoridades a nivel central, municipal y departamental, complementando la estrategia educativa de cada país.
Finalmente, ofrecemos una certificación avalada por distintos ministerios de educación. Esta certificación proporciona a los docentes herramientas permanentes en tres ejes: el saber (conocimiento), el saber hacer (habilidades y competencias) y el saber ser.
- ¿Cómo financian y mantienen estas infraestructuras a largo plazo?
Nosotros tocamos muchas puertas: del sector empresarial, de organismos internacionales, y también los corazones de personas individuales. Un aspecto muy importante es el aporte del grupo financiero LAFISE, ya que somos parte de su responsabilidad social empresarial y su compromiso con el desarrollo social de los países en los que trabaja es permanente.
A lo largo de 15 años de trabajo, hemos logrado recaudar aproximadamente 24 millones de dólares. Hemos hecho un gran esfuerzo para que el sector empresarial visualice y entienda que la inversión en educación es fundamental para el desarrollo económico y social de nuestros países.
Contamos con un área de recaudación de fondos permanente, ya que como fundación necesitamos buscar constantemente los medios económicos para nuestros proyectos. Por ejemplo, llegamos a trabajar en la Costa Atlántica con fondos del Gobierno de Dinamarca y hemos llevado a cabo proyectos con USAID, desarrollando intervenciones de más de 2 millones de dólares.
A nivel regional, tenemos más de 300 escuelas, cada una patrocinada por una empresa distinta, lo que nos proporciona sostenibilidad financiera. Creemos firmemente que la unión de voluntades es fundamental para transformar la sociedad.
- ¿Qué rol juegan las alianzas con empresas, agencias de cooperación y personas en el éxito de sus proyectos?
La Fundación Zamora Terán tiene en su ADN la convicción de que uniendo esfuerzos, construimos el futuro. Ni las ONG, ni los gobiernos, ni las agencias de cooperación pueden lograrlo por sí solos. Por eso, esa unidad de esfuerzos es crucial para desarrollar procesos sostenibles en el tiempo y generar un verdadero impacto.
Nos aseguramos de esto mediante un área de monitoreo y evaluación que utiliza indicadores para medir si está ocurriendo alguna transformación. Consideramos que las alianzas son fundamentales y que solo es posible lograr un impacto social significativo a través de estas colaboraciones.
La estrategia de alianzas público-privadas es clave. Cada vez más, nos damos cuenta de que al combinar lo mejor del sector gubernamental y lo mejor del sector empresarial, podemos tener una mayor incidencia y generar un impacto más profundo.
- ¿Cuáles son los próximos pasos o proyectos futuros que planean implementar?
En Latinoamérica, antes del COVID, el Banco Mundial ya había identificado un índice de pobreza de aprendizaje. Este índice indicaba que antes de la pandemia, 5 de cada 10 niños en la región no eran capaces de leer y comprender un texto básico.
¿Qué sucedió después del COVID? Ese índice de pobreza de aprendizaje aumentó hasta un 80% en algunos países. Ahora, 8 de cada 10 niños presentan esta deficiencia en lectura y comprensión.
Atender este problema de manera más sistemática se ha convertido en una prioridad para nosotros. Si en una sociedad no se lee ni se comprende lo que se lee, no hay pensamiento lógico para desarrollar una matemática básica, que es la base del aprendizaje. Con esta situación, estamos hipotecando el desarrollo de nuestros países.
En un mundo donde la tecnología está ocupando tanto espacio, nuestra oportunidad radica en desarrollar lo esencialmente humano, habilidades a prueba del futuro.
- ¿Qué mensaje les gustaría transmitir a posibles colaboradores y donantes interesados en apoyar su misión?
Si unimos esfuerzos, podemos construir el futuro hoy. Debemos enfocarnos en la educación, ya que estamos enfrentando una verdadera crisis educativa en Latinoamérica. Después del COVID, parece que hemos olvidado los desafíos dramáticos que vivimos; aunque el sector salud fue el más visible, el sector educación también sufrió profundamente.
Tenemos niños de segundo grado que nunca pasaron por primer grado debido al cierre de las escuelas durante más de un año, y esos vacíos y déficits tendrán consecuencias a largo plazo.
Cuando estos niños salgan de las escuelas y lleguen a las universidades, se enfrentarán a profesiones y desafíos para los cuales no estarán preparados, porque el mundo avanza rápidamente. Por eso, es crucial que unamos más esfuerzos, ya que la clave para mover a las sociedades hacia adelante es la educación.
Me preocupa que estemos formando a nivel global a niños del siglo XXI con docentes del siglo XX y con un sistema educativo del siglo XIX. Imagínense la magnitud de esta discrepancia.
También te puede interesar leer: Mujeres de Plata: impulsando la educación continua con perspectiva de género