En la industria del capital de riesgo, el término unicornio se ha usado para referirse a cualquier startup que alcance la valoración de mil millones de dólares. El término fue acuñado por primera vez por Aileen Lee, fundadora de Cowboy Ventures, cuando se refirió a las 39 startups que tenían una valoración de más de mil millones de dólares como “unicornios”.
La elección de una criatura mitológica para denominar el fenómeno es sencillamente para enfatizar la rareza que suponen tales startups. Los unicornios más populares del planeta, y los que ejemplifican a la perfección el término, son empresas como Uber, Airbnb, Snapchat, o Pinterest.
Según The Economist, en el mundo hay unos 450 negocios que tienen un capital de mil millones de dólares, la gran mayoría de ellos en el mundo desarrollado. Es decir, que la mayoría de estas empresas se concentran en los países ricos. De acuerdo con Latinometrics, en América Latina, una región que divide sus fuerzas entre países en desarrollo y emergentes, hay más de 20 unicornios, que combinados, alcanzan un valor de casi $82 mil millones.
Entre ellos es Nubank, un neobanco con sede en Brasil, el unicornio latinoamericano más valorado en 2021, con un valor de capitalización de mercado de 25 mil millones de dólares.
Nada mal, sin embargo esta clase de empresas se concentran en el sur, queriendo decir que Centroamérica y el Caribe aún están a la zaga en lo que a los unicornios se refiere. México por otra parte, sí que es uno de los países que destaca, ya que tiene hasta cuatro empresas unicornio totalmente operativas.
Estas empresas abarcan diversos tipos de negocio, que van desde tecnología financiera, sitios web de comercio electrónico, o plataformas para transacciones cripto. Los unicornios que representan a México en esta categoría son:
- Konfio, una fintech valuada en $1.300 millones.
- Kavak, un marketplace con una valoración de $8,7 mil millones.
- Clip, otra fintech valorada en $2 mil millones.
- Bitso, una plataforma para comprar, vender, y usar criptomonedas valorada en $2,200 millones.
Si a México le comienza a ir bien en este rubro, ¿Qué pasa con la región centroamericana?, ¿Qué es lo que impide el surgimiento de unicornios en esta parte del mundo?
Los obstáculos para las empresas unicornio en Centroamérica
Si bien, en la región centroamericana hay empresas de considerable tamaño como Banco Industrial, CMI, Grupo Poma, o Grupo Banrural, son escasas las empresas en el ámbito de la tecnología financiera o comercial que se consolidan y alcanzan cotas altas de valoración mercantil.
Una de las felices excepciones a esa regla, y la más citada por los expertos, es Duolingo. La plataforma, que busca ampliar la educación gratuita y aumentar el potencial de ingresos a través del aprendizaje de idiomas, fue fundada en los Estados Unidos, y solo es considerada “guatemalteca” o “centroamericana” gracias a que su fundador es el empresario informático guatemalteco Luis von Ahn.
Duolingo es un negocio valorado en $2.4 mil millones, con más de 500 millones de estudiantes registrados, pero sigue siendo un solo unicornio. El emprendedor colombiano Alex Torrenegra ha aventurado una hipótesis sobre la escasez de unicornios en la región.
El experto señala que para que Centroamérica tenga su primer empresa “unicornio” se necesita que los emprendimientos sean apuestas multipaís, es decir, que debido a que los mercados de los países de Centroamérica son relativamente pequeños, el emprendedor siempre debe pensar hacia afuera y no solamente en el mercado local, adoptar el enfoque multipaís supone ofertar al mercado en su conjunto, así como también que varios empresarios centroamericanos inviertan en un mismo proyecto.
“En América Latina hay ejemplos de compañías que han tenido un impacto muy grande como los unicornios y esto hace que la gente apueste por proyectos asociados con la tecnología. Argentina, México, Colombia y Brasil ya tienen varios unicornios. Cuando uno ve estos ejemplos, el emprendedor quiere lo mismo”, explica el propio Torrenegra.
La teoría de Torrenegra tiene sentido en tanto el objetivo de cualquier startup es construir una empresa escalable y rentable. Normalmente, las empresas con financiación de riesgo tienen como objetivo devolver una ganancia a sus inversores a través de una oferta pública inicial, algo que en esta región, sin un mercado bursátil oficial, es difícil.
Para llegar allí, la empresa necesita aumentar su valor de mercado mediante la construcción de un producto innovador, ganando tracción para los clientes y generando ingresos, pero debe hacerlo de la mano de varios emprendedores que aporten su conocimiento y su mercado (es decir, el de su país) al potencial de la startup.
Hacer esto rápidamente a una escala macro, permitiría maximizar el retorno de la inversión para aquellos que impulsaron su crecimiento inicial en la región. Además, supondría atraer a “peces gordos” internacionales del ramo de la empresa, que busquen invertir grandes sumas en ella.
Abordar estos problemas de unión requerirá un gran esfuerzo, pero para garantizar un amplio espacio para el crecimiento futuro, una startup debe tener en mente la posibilidad de sumar a más emprendedores vecinos.
El elemento final que incide en el surgimiento o no de unicornios, es el clima regulatorio de los negocios. Hay países en los que es más fácil emprender que en otros, “Es mucho más fácil montar un proyecto delivery en Costa Rica por las condiciones de seguridad en comparación a El Salvador”, agrega en ese sentido Torreblanca.
Con suerte, y a medida que surjan más enfoques analíticos y comparativos, veremos en Centroamérica más empresas generando valor y crecimiento a largo plazo, no solo para los inversores, sino también para los clientes, los empleados y la economía nacional misma.
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