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El gran secreto de las Startups: muchas Stock Options valen cero
Durante años, los paquetes de stock options fueron la moneda emocional del ecosistema de Startups. No importaba si el sueldo era bajo: la promesa estaba en ese paquete de “10,000 opciones a $12 por acción”. Pero ¿qué pasa cuando el mercado decide que las acciones ahora valen $6 dado que la compañía tuvo una Down Round?
En ese escenario, el incentivo se evapora. El resultado: miles de empleados con equity underwater, es decir, opciones que ya no tienen valor real. Aquí entra el stock repricing: el mecanismo con el que las empresas reconfiguran el precio de ejercicio de las opciones para devolverles valor, sentido… y motivación.
Tenemos que ir un paso antes ¿Por qué ocurre una down round?
Una down round es una ronda de inversión en la que la empresa levanta capital a una valuación más baja que en rondas anteriores. En otras palabras, el mercado—o los nuevos inversionistas—le ponen un precio más realista (y más bajo) a la compañía.
Esto suele pasar cuando:
- El hype se enfría: Las valoraciones exuberantes de 2021-2022 no se alinean con los resultados reales.
- Cambia el apetito de los fondos: Con tasas de interés altas y menos liquidez, los inversionistas ajustan expectativas.
- Falla el crecimiento: Si la empresa no crece como prometió, su múltiplo de ingresos o usuarios se reduce drásticamente.
- El mercado entero cae: Las crisis bursátiles o la falta de apetito por salidas (IPOs, M&A) también presionan a la baja.
Ejemplos sobran:
Stripe bajó de $95B a $50B en menos de dos años. Rapyd pasó de $9B en 2021 a solo $3.5B en 2025. En ambos casos, quienes recibieron equity en “la era dorada” se encontraron atrapados con opciones (Stock Options) que, en la práctica, no podían monetizar.
¿Qué es y cómo funciona el stock repricing?
El stock repricing consiste en reducir el precio de ejercicio (conocido como strike price) de las opciones accionarias que ya fueron otorgadas a los empleados. Este strike price es el precio fijo al que un empleado puede comprar una acción de la empresa en el futuro. Si el valor de mercado actual está por debajo de ese precio, las opciones son inútiles —nadie pagaría más por algo que vale menos.
Supongamos que en 2022, Sofía se unió a una startup y recibió 10,000 opciones con un strike price de $12 por acción. En ese momento, la empresa estaba valorada en $500 millones y el precio por acción en el mercado secundario era de $14. Todo bien.
En 2025, tras una down round, la nueva valuación es de $250 millones y el precio actual de mercado es de solo $6 por acción. Las opciones de Sofía están underwater porque pagar $12 por una acción que ahora vale $6 no tiene sentido.
¿Qué hace el stock repricing? La Startup podría reducir el strike price de Sofía a $6 o $6.50. De esta forma, si la acción sube a $10 en el futuro, Sofía volverá a tener una ganancia potencial: $10 – $6.50 = $3.50 por acción. Es decir, vuelve a tener un incentivo real para quedarse, crecer con la empresa y aportar valor. Así, se restaura la posibilidad de generar valor a futuro con esas opciones.
El proceso típico incluye:
- Valuación actual vs precio de ejercicio: Se parte de un evento de valoración (ronda nueva, auditoría interna o externa) para comparar el precio real de la acción con el strike original.
- Alineación con stakeholders: Inversionistas, board y liderazgo deben estar de acuerdo. La decisión requiere madurez y visión estratégica.
- Cambios en el plan, no solo en el precio: A veces se aprovecha para ajustar términos como vesting, aceleración o condiciones de salida.
- Comunicación clara al equipo: Sin narrativa transparente y participación activa, el repricing puede sentirse como una “trampa” en vez de una oportunidad.
¿Por qué no hacerlo también es una decisión?
No realizar Stock Repricing significa aceptar que muchos empleados seguirán con opciones sin valor. El riesgo: fuga de talento clave, desmotivación y una cultura de desconfianza silenciosa. Peor aún: nuevos empleados podrían recibir condiciones mucho más favorables, generando inequidad interna.
Hay empresas que prefieren compensar con más opciones o suavizar términos sin tocar el strike price. Puede funcionar, pero el mensaje no siempre es tan potente como revaluar y alinear los incentivos desde la raíz.
El llamado a los líderes: ¿vas a fingir que nada pasó?
El repricing no premia el fracaso. Reconoce que el contexto cambió, y que seguir motivando a los empleados requiere adaptarse. Bien hecho es una jugada estratégica. Realizarlo sin comunicación, puede erosionar la confianza más rápido que una caída de valoración.
El mercado cambió. Las valoraciones bajaron. Si tus empleados lo saben, ¿por qué fingir que sus opciones siguen valiendo lo mismo?
El stock repricing no es una señal de debilidad. Es una señal de liderazgo.
Y en este nuevo ciclo tech, quienes lo entiendan primero, atraerán y retendrán el talento que construirá lo que sigue.