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ALMA y Julieta son dos iniciativas latinoamericanas de inteligencia artificial reconocidas por su impacto en la salud pública en comunidades vulnerables. Los proyectos fueron distinguidos por la Fundación Princesa de Girona en las categorías de Investigación y CreaEmpresa, respectivamente. Gabriela Asturias, de Guatemala, y Valentina Agudelo, de Colombia, lideran estas soluciones tecnológicas que buscan ampliar el acceso a diagnóstico médico y educación sanitaria. Ambas iniciativas fueron destacadas por combinar ciencia, salud y tecnología con un enfoque inclusivo. Los galardones validan el potencial de estas propuestas para transformar el sector salud con una visión equitativa e innovadora.
ALMA: inteligencia artificial al servicio de la salud comunitaria
Desarrollado por la Fundación Desarrolla Guatemala (FUNDEGUA), ALMA es un chatbot basado en inteligencia artificial que brinda orientación médica en contextos de difícil acceso. Su creadora, Gabriela Asturias, es neuróloga con formación en instituciones como Duke y Stanford. Durante la pandemia de COVID-19, ALMA canalizó más de un millón de consultas sobre síntomas, protocolos y centros de atención.
La herramienta fue fortalecida mediante financiamiento internacional: USD 455 000 del Centro para el Control de Enfermedades (CDC) y USD 1,45 millones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Gracias a estos recursos, la plataforma se ha expandido hacia poblaciones rurales y migrantes. Actualmente, se trabaja en el desarrollo de módulos enfocados en salud mental y en la validación clínica de sus recomendaciones.
Julieta: diagnóstico temprano de cáncer de mama sin barreras
Julieta es un dispositivo portátil fundado por Valentina Agudelo a través de su empresa Salva Health. Utiliza algoritmos de inteligencia artificial para detectar anomalías mamarias sin emplear radiación ni requerir infraestructura médica compleja. Desde su lanzamiento, ha permitido realizar tamizajes accesibles a miles de mujeres en zonas rurales de Colombia.
El dispositivo ha reducido los tiempos de diagnóstico y referencia médica, especialmente en contextos con cobertura limitada. Salva Health busca ahora obtener la certificación europea CE y la aprobación del INVIMA. También se proyecta adaptar Julieta para diagnosticar otras condiciones como osteoporosis, hígado graso y diabetes, lo cual facilitaría su expansión a mercados de bajos ingresos.
Salud pública, innovación y desafíos pendientes
En la región latinoamericana, enfermedades como el cáncer de mama presentan altas tasas de mortalidad debido a la falta de detección temprana. Según cifras recientes, en países con bajo Índice de Desarrollo Humano, más del 50 % de las pacientes fallecen por diagnóstico tardío.
Este contexto refuerza la necesidad de soluciones como ALMA y Julieta, que logran acercar servicios de salud esenciales a comunidades desatendidas. Sin embargo, ambos proyectos enfrentan desafíos regulatorios, técnicos y financieros. Julieta requiere certificaciones para su escalamiento, mientras que ALMA continúa su evolución técnica y validación en entornos clínicos.
Un modelo replicable para la equidad en salud
El reconocimiento a estos proyectos impulsa su legitimidad ante organizaciones, financiadores y gobiernos. La visibilidad generada facilita nuevas alianzas público-privadas, fundamentales para garantizar su sostenibilidad y expansión regional.
Además, tanto ALMA como Julieta representan modelos replicables en otros países de renta media y baja. Su aplicación contribuye al Objetivo de Desarrollo Sostenible número 3: garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos. Estas propuestas han demostrado que la inteligencia artificial puede ser una herramienta efectiva para reducir desigualdades estructurales en salud.
Tecnología para transformar el acceso sanitario
ALMA y Julieta destacan como ejemplos del uso responsable y propositivo de la inteligencia artificial en salud pública. Sus fundadoras han canalizado el potencial tecnológico hacia soluciones que responden a necesidades reales de la región.
A través de diagnósticos oportunos y educación sanitaria, los proyectos abren nuevas posibilidades para comunidades históricamente marginadas. Su avance demuestra que la tecnología puede ser un factor clave para lograr equidad, dignidad y acceso universal a servicios médicos esenciales.
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