Uno de los grandes catalizadores actuales en el ámbito del envío de remesas son las criptomonedas, activos digitales que se están utilizando cada vez más como una alternativa fiable para enviar dinero de parte de latinoamericanos radicados en los Estados Unidos.
Países como Venezuela, Argentina, Colombia, Brasil, Chile, Perú, o México, se encuentran entre los que tienen los niveles más altos de adopción de criptomonedas para este uso en el mundo. Por esa razón, es posible afirmar con seguridad que la tecnología Blockchain y las criptomonedas viven su auge en el continente americano.
Según estimaciones de Chainalysis, reportadas por Latinometrics, los latinoamericanos enviaron hasta tres veces más dinero a sus familiares y amigos usando criptomonedas en 2021 en comparación con el año anterior. Las criptomonedas se han convertido en una alternativa viable a monedas nacionales que son históricamente inestables, y que han perdido fuerza en los mercados financieros globales.
A pesar del riesgo que aún supone la inversión en criptomonedas, y de la volatilidad de su precio, la promesa de independencia, la facilidad de transferencia, y la conveniencia digital, han atraído a una región cuyo PIB depende en gran medida de esta clase de transferencias.
Desde Chainalysis se asegura también que las remesas enviadas desde el extranjero a países latinoamericanos utilizando criptomonedas pasaron de unos 100 millones de dólares mensuales entre octubre y abril de 2020, a casi 400 millones mensuales entre abril y mayo de 2021. Las remesas representaron el 2,4% del PIB en toda América Latina en 2020. Para algunos países, como El Salvador y Honduras, esta cifra supera el 23%.
Las remesas: uno de los pilares de la economía latinoamericana
Las remesas que ingresan mensualmente a la región representan una de las fuentes más importantes de financiamiento externo, facilitan el acceso al consumo privado de amplios sectores de la sociedad, y ayudan a impulsar la solidez del sector financiero y el espacio fiscal.
Las remesas han mostrado efectos estabilizadores beneficiosos para Centroamérica y el Caribe en particular, ya que funcionan como un canal para reducir la pobreza y la desigualdad, en virtud de que los hogares de menores ingresos tienen más probabilidades de recibirlas y de subsistir con ellas.
Por la importancia de estas transferencias para la economía de América Latina, y por la creciente popularidad de los activos digitales y sus usos, no es sorprendente una sinergia y una mayor adopción de criptomonedas con esa finalidad en la región. Una parte vital de ese impulso seguirá siendo sin lugar a dudas un mejor conocimiento y confianza en las nuevas tecnologías de parte de quienes envían esas remesas.