Las noticias sobre la evolución de las redes sociales, particularmente entre los más jóvenes, son profundamente preocupantes: tras la cada vez mayor caída en desgracia de Facebook y su fuerte pérdida de importancia en las prioridades de su dueño, dedicado a intentar monopolizar el término metaverso y la realidad virtual en una jugada cuyas implicaciones no alcanza a comprender, nos encontramos con que, como suele ocurrir en estos casos, a rey muerto, rey puesto.
El sucesor en términos de crecimiento del imperio Facebook no es otro que una compañía china, ByteDance, y su producto, TikTok: más de mil millones de usuarios activos que dedican más de hora y media diaria a la plataforma, mucho más tiempo que viendo la televisión, con una popularidad que bate todos los récords, que supera en influencer marketing a Facebook y pronto a YouTube, y que toda una generación parece peligrosamente usar como su brújula y su motor de búsqueda.
El resultado de este crecimiento es el que podíamos esperar: la compañía tiene ahora planes de expansión de todo tipo: desde música, con idea de competir con Spotify o Apple Music, hasta comercio electrónico, con la idea de montar una red internacional de almacenes físicos y terminar rivalizando nada menos que con Amazon, pasando por la venta de entradas para películas, conciertos o espectáculos.
¿Dónde está el problema? Muy sencillo: que si Facebook ya demostró en su momento ser un monstruo carente de todo sentido de la responsabilidad que terminó implicado en todo tipo de barbaridades, desde manipulación electoral hasta genocidios, TikTok ya ha demostrado, en su corta historia, ser mucho peor. Una plataforma que no duda en mentir sobre sus problemas de seguridad, que utiliza ilegalmente datos de menores y tiene que ser multada por ello, cuyo algoritmo bombardea sistemáticamente a hombres jóvenes con vídeos misóginos como lo hacía antes seleccionando vídeos de menores haciendo coreografías para presuntos predadores sexuales, o que se queda con el 70% de las donaciones que sus usuarios hacen a personas desesperadas. Una plataforma que, para no depender de terceros en su captación de información personal, siguiendo una lección aprendida de Facebook, construye directamente en su app sistemas de espionaje para monitorizar la actividad de sus usuarios y todo lo que teclean.
¿Creíamos que Facebook tenía un problema de desinformación? Pues TikTok lo hace sistemáticamente, devuelve resultados de búsqueda llenos de barbaridades en más de un 20% de los casos, y lo hace además bajo el control de una compañía china, que informa puntualmente a su gobierno de todo lo que este tenga a bien preguntar.
Es importante que seamos conscientes de lo que es TikTok, de su peligrosidad real y de lo que supone alimentar ese monstruo, y más aún cuando tuvimos múltiples ocasiones de aprender, por las malas, lo que supone que compañías completamente irresponsables tengan el control de las redes que la sociedad utiliza para comunicarse. Seguir sin hacer nada y permitiendo que TikTok siga creciendo como crece es, simplemente, una barbaridad. Y como todas las barbaridades, la terminaremos pagando muy caro.
Publicado en enriquedans.com el 14.10.2022