Más IPOs en Latinoamérica: un camino viable y estratégico

En los últimos años, el sueño de una oferta pública inicial (IPO) se ha vuelto cada vez más lejano para miles de fundadores de startups, no solo en Latinoamérica, sino en todo el mundo. Diversos factores han contribuido a esta realidad, y mientras las salidas al mercado sigan siendo escasas, el venture capital en la región continuará siendo limitado. Una constante en mis conversaciones es la misma observación: cada día nacen más startups y surgen más fondos de capital de riesgo, pero las opciones de salida y liquidez siguen siendo limitadas. Afortunadamente, están empezando a aparecer alternativas viables a través de IPOs en bolsas de valores alternativas.

Hace unos 25 o 30 años, salir a bolsa era mucho más común y rápido. Una startup tardaba en promedio entre cinco y siete años en lograrlo, y los montos de inversión necesarios eran más bajos. A fines de los noventa y principios de los 2000, muchas empresas tecnológicas lograron ingresar a los mercados públicos con cifras de facturación relativamente modestas, impulsadas por las expectativas de un crecimiento acelerado. Por ejemplo, Amazon salió a bolsa en 1997 con ingresos anuales de apenas 16 millones de dólares, y Red Hat en 1999 con 10.8 millones de dólares.

Sin embargo, el estallido de la burbuja tecnológica en 2000 cambió drásticamente el panorama. Los mercados comenzaron a exigir criterios de facturación más sólidos y sostenibles. Entre 2000 y 2005, los ingresos mínimos para listar en el Nasdaq rondaban los 50 mdd anuales, aunque algunas empresas lograron listar con menos, gracias a su gran potencial de crecimiento. Ejemplos destacados incluyen a Netflix (75 millones de dólares en 2002), Travelzoo (17 millones de dólares en 2003), Blackboard (35 millones de dólares en 2004) y Baidu (15 millones de dólares en 2005).

Hoy en día, el escenario es mucho más exigente. Para listar en el Nasdaq, una startup necesita generar al menos 300 millones de dólares anuales, y en la Bolsa de Nueva York (NYSE), el umbral se eleva a aproximadamente 500 millones de dólares. Estas cifras son alcanzables para muy pocas startups en Latinoamérica, y sin una base amplia de fondos de crecimiento en la región, las posibilidades de alcanzar una IPO son mínimas.

Esta exigencia de ingresos no es arbitraria; responde a los altos costos de una IPO en estas bolsas, que pueden oscilar entre 25 millones de dólares y 60 millones de dólares. Para una startup con ingresos menores, cubrir los costos de salida en Nasdaq o NYSE es sencillamente inviable.

Soluciones alternativas para startups de Latinoamérica

¿Existe una solución viable? Afortunadamente, sí. Las bolsas de Toronto (Canadá), Londres (Reino Unido) y Australia representan una opción realista para startups con ingresos anuales de $50 millones en adelante, un umbral que muchas startups latinoamericanas pueden alcanzar hoy en día.

Listarse en estas bolsas alternativas resulta entre 25 y 50 veces más económico que en el Nasdaq y ofrece beneficios comparables: acceso a capital global, visibilidad internacional y una vía más rápida de liquidez para los inversionistas iniciales, sin necesidad de ceder mayor control o asientos en el consejo directivo.

Firmas como HF Capital, con sede en San Francisco, han abierto el camino, desarrollando alternativas específicas para la región y especializándose en acompañar a startups en la obtención de una IPO de bajo costo. Esto permite a los fundadores mantener la autonomía de sus empresas mientras acceden a los recursos necesarios para escalar.

Para cientos de emprendedores en Latinoamérica, invertir entre 1 mdd y 3 millones de dólares para salir a bolsa es una opción mucho más realista y alcanzable. De esta forma, no solo obtienen visibilidad, sino también el capital esencial para continuar innovando y transformando sus industrias, contribuyendo al crecimiento económico de la región. Es cierto que firmas como JP Morgan, Goldman Sachs o BNP Paribas han acompañado históricamente a empresas en sus salidas a bolsa, pero su enfoque rara vez ha sido apoyar a startups centrándose principalmente en grandes compañías.

Un futuro estratégico para los IPOs en Latinoamérica

Maximizar estas oportunidades requiere que los actores del ecosistema —inversionistas, aceleradoras, gobiernos y reguladores— trabajen juntos para construir un camino accesible y eficiente hacia los mercados públicos. Establecer alianzas estratégicas con bolsas alternativas y crear incentivos para startups con alto potencial permitirá a América Latina acelerar su integración en los mercados de capital globales. Así, las startups podrán acceder a fuentes inagotables de capital y expandirse sin fronteras, sentando las bases para que la región se transforme en un centro competitivo de innovación a nivel mundial.

Recuperado del sitio web de Forbes.

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