Latinoamérica también desarrolla IA, pero no de la forma que pensabas

Hay cierto consenso entre los expertos respecto a que la Inteligencia Artificial (IA) todavía requiere una gran cantidad de ayuda humana para lograr sus capacidades. La dependencia de la IA del trabajo humano puede ser vista como una debilidad o limitación de la tecnología. En cierto sentido, esto es cierto, ya que significa que la IA no es completamente autónoma y necesita del apoyo humano para funcionar en plenitud.

El uso de estos trabajadores humanos se centra en garantizar la calidad y la precisión de los datos que se utilizan para entrenar a los modelos de IA. En general, se prevé que esta dependencia vaya a minimizarse en la medida en que avancemos en el desarrollo de la tecnología.

Dicho esto, los ghost workers son trabajadores que se encargan de realizar tareas que alimentan y entrenan a estos sistemas. Estos trabajadores suelen ser contratados a través de plataformas en línea y son responsables de realizar tareas como etiquetar imágenes o transcribir audio a texto, para que los algoritmos de aprendizaje automático puedan «aprender» a realizar solicitudes específicas.

Lo curioso del caso es que muchos de ellos son mano de obra mal pagada proveniente de países en vías de desarrollo o emergentes, como Venezuela, Costa Rica, Colombia, India o Filipinas. Y que en muchos casos también plantean una nueva preocupación en torno a la privacidad de nuestros datos. 

Programadores e ingenieros antes que etiquetadores

Esta realidad nos obliga a cuestionar cuál es el rol de América Latina en el desarrollo de estas tecnologías, y para qué está sirviendo en realidad un mayor aumento en las tasas de conectividad a Internet. Salta a la vista que en lugar de generar más trabajadores cualificados, de este lado del mundo seguimos promoviendo el trabajo fácil, pero eso sí, mal pagado.  

En los últimos años, ha habido un aumento en el uso de ghost workers latinos en el desarrollo de tecnología de IA. Esto se debe en parte a la necesidad de grandes cantidades de datos clasificados para entrenar a estos sistemas, así como a la disponibilidad de una mano de obra barata a través de Internet que se localiza principalmente en nuestros países.

Estos trabajadores también enfrentan una serie de desafíos. A menudo son contratados a través de plataformas que no ofrecen beneficios ni estabilidad laboral, y pueden enfrentar bajos salarios y condiciones de trabajo precarias. Además, a medida que la IA se vuelve cada vez más importante en la industria, y más presente en nuestras vidas, es clave considerar cómo estos trabajadores son tratados y cómo se les está preparando para un futuro sin estos u otros empleos. 

Es decir, que si bien es importante reflexionar sobre la forma en la que estamos entrenando a estos sistemas, hay que preguntarse sobre todo cómo tratamos a los trabajadores que están ayudando a hacer que esta nueva realidad sea posible. 

Aunque es cierto que los ghost workers pueden proporcionar una mano de obra valiosa y asequible para el desarrollo de la tecnología, es importante que se les trate de manera justa, y que se les brinde otras oportunidades de formación más allá de distinguir imágenes en una pantalla. 

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