Thelma Dávila “Soy una mujer a la que siempre le ha gustado sentirse libre y hacer que las cosas sucedan”

Comprender la importancia y el lugar que ocupa la creación artesanal en la actualidad es complejo. En una época marcada por los diseños industriales y la producción en masa, las  creaciones únicas siempre serán más difíciles de consumir que aquellas producidas en serie. Pero esa condición las hace también más especiales. 

En ese sentido, el artesano es alguien vital, que combina el “utilitarismo” y la usabilidad con el “arte”, es decir, con lo sublime, lo bello, y lo emocional. Comprender la importancia de este oficio es conocer la dinámica de una cultura en toda su complejidad y belleza.

Si a eso le sumamos un ingrediente de emprendimiento, el resultado suele ser una historia apasionante. De acuerdo con Prensa Libre, en 2021, Guatemala ocupaba el cuarto lugar a nivel mundial en emprendimiento femenino, con un 25.5% de mujeres emprendedoras sobre el total de la población femenina entre 18 y 64 años.

Para comprender cómo se mezclan y encajan entre sí estas dos realidades, la del artesano por un lado, y la de las mujeres emprendedoras del país por el otro, desde Pulso Capital hemos tenido la oportunidad de conversar con Thelma Dávila, una joven emprendedora que se define a sí misma como “perseverante y paciente. Me gusta experimentar y conocer mundos nuevos a través del arte y la aventura”.

El origen y los retos de la marca 

Esta historia comienza en el año 2009, cuando Thelma decide estudiar diseño de modas en una academia. “Allí aprendí a coser, y a finales de ese año diseñé y fabriqué mi primera bolsa. En 2010 me metí a estudiar arquitectura en la Universidad Rafael Landivar, pero al mismo tiempo seguía creando y fabricando bolsas”.

Lo que algunas de las personas que la admiran y consumen sus diseños no saben es que la marca Thelma Dávila estuvo muy cerca de desaparecer para siempre en 2019, cuando Thelma se había propuesto la meta de recorrer el continente americano en una casa rodante junto a su esposo, Juan José Mancio. 

Sin embargo, por esa combinación indescifrable de la fortuna y los hechos concretos que orienta el destino de todas las personas, la pandemia llegó y alteró el presente y futuro del mundo. De ahí que los planes de Thelma se vieran pospuestos, tras lo cual logró, luego de varias semanas de incertidumbre, tomar un vuelo que la trajo desde Colombia de nuevo a su país. 

Así, en marzo de 2021, y a partir de una colaboración con una amiga decide regresar y retomar su emprendimiento. La marca Thelma Dávila volvía entonces a coger el vuelo. Para Thelma fue claramente una maniobra del destino: “siempre que digo ya no más, termino regresando a esto”

“En 2021 sigue la esperanza de seguir con el viaje, pero al ver que viajar se pone complicado, decido renovarme y empezar nuevamente con la marca. Hoy en día considero que estamos en la mejor etapa de la marca, renovándonos, creciendo y conociendo un nuevo mundo”.

En referencia a otras emprendedoras y al consejo que les da a todas ellas tras años de vivencias está el “conseguir un mentor, encontrar a alguien que les guíe. Es algo que a mi me hubiese gustado al inicio. A mi me tocó ser muy resiliente y aprender de mis errores”

Thelma Dávila.

¿Qué es lo que ha inspirado sus diseños, y por qué elegir un estilo tan representativo de la cultura de su país?

Mi inspiración nace de querer tener algo único, original y que represente a mi país. Algo que yo pueda llevar conmigo a todos lados y que lo pueda enseñar y compartir orgullosamente con el mundo. Elegí utilizar textiles porque son obras de arte, que resaltan por su infinidad de colores, su originalidad y su historia. Es así que con cada pieza de arte que creamos, estás llevando un pedazo de tu país  y al mismo tiempo estás preservando la cultura y tradición de Guatemala.     

¿Qué materiales utiliza en sus diseños, y cómo aprendió a trabajar con ellos?

Actualmente solo utilizamos cuero y textiles de Guatemala. Cuando empezamos en el 2009 utilizábamos telas, cuerinas y textiles. El aprendizaje fue personal, a prueba y error. Poco a poco me fui sumergiendo más en el tema hasta llegar a utilizar solo cuero. Estoy agradecida porque en mi camino como emprendedora, he encontrado muchos maestros que han dejado una semilla de mucho aprendizaje y sabiduría, y que con sus enseñanzas me han ayudado a crecer en este mundo de lo Hecho a Mano. 

¿Qué representa para usted como persona la convergencia de su trabajo con la artesanía rural de Guatemala?

Para mí representa innovación. Me gusta crear piezas que estén a la moda pero lo más importante es que sean funcionales y se les pueda dar varios usos. 

¿Cómo cree que impacta ese trabajo y el consumo de sus diseños en la comunidad de artesanos guatemaltecos?

Establecemos un impacto positivo generando nuevas fuentes de trabajo. Nuestros colaboradores pertenecen y son parte fundamental de nuestra marca, estoy convencida que sin su sabiduría y duro trabajo nuestra marca no sería la misma. Cuando nuestros colaboradores ven que los productos que ellos hacen con tanto esmero son aceptados por el público, eso siembra una ilusión creando un impacto positivo y generando un sentimiento de querer mejorar y dar lo mejor en cada pieza. 

¿Qué es lo más difícil de manejar al vender sus productos y el concepto que estos encierran: el hecho de ser diseños únicos y artesanales?

Lo más difícil pero al mismo tiempo nos representa, es que no podemos ofrecer dos productos iguales, ya que los textiles tienen figuras, colores y tamaños diferentes. Considero que el trabajo que elaboramos tiene mucho valor, porque cada cliente puede elegir el color de cuero que más les guste y combinarlo con el textil que tengamos disponible en ese momento. Por eso nuestros productos son tan únicos y originales, ya que cada persona tiene su propio estilo y elige conforme a lo que más define su personalidad.    

Otro obstáculo con el que nos hemos topado es que al ser hecho a mano, nuestros productos no van a ser perfectos. Ponemos todo nuestro amor, conocimiento, detalle y calidad en cada uno, pero es siempre bueno recordar que más del 90% se trabaja con las manos. Somos humanos y esa imperfección hace que aún sea más especial.   

Finalmente, ¿qué le diría a otras mujeres que desean emprender pero tienen temor de hacerlo?

El miedo siempre lo tendremos, pero lo que hará la diferencia es tomar acción. Después de 13 años de estar diseñando y fabricando, les puedo decir que cada día se presentan nuevos retos y obstáculos. Es por eso, que es muy importante que seamos resilientes y que aprendamos de nuestros errores. Si es posible, te recomiendo buscar un mentor que te pueda guiar y apoyar en este camino tan lindo.  

Conoce también a Alicia Guerrero: la programadora que busca llevar los tejidos mayas al e-commerce

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